Si bien la expresión “mal aliento” es la más comunmente usada, el término médico que lo define es Halitosis, es el resultado de la combinación de la palabra latina “halitu” (aire espirado) con la terminación “osis” (sufijo usado para describir una alteración patológica).
La halitosis afecta a un 40% de la población. Se denomina halitosis a cualquier olor desagradable de aire que se expele. En ocasiones está relacionada con una mala higiene de la boca y en el 80% de los casos, se ocasiona en la propia cavidad bucal.
Está provocada por la descomposición de restos de alimentos, células, sangre y algunos componentes de la saliva que dan lugar a compuestos de azufre y otros gases, también se debe al acumulo de placa bacteriana en la lengua.
Aunque también puede estar causada por otras situaciones como problemas periodontales, caries dentales, hábito de fumar etc…
Cuando la halitosis se origina fuera de la cavidad oral, se denomina Halitosis Extraoral. Se debe principalmente a trastornos sistémicos del tracto respiratorio superior/inferior, del sistema digestivo, así como enfermedades hepáticas o renales. A esta halitosis extraoral corresponde el 10% de los casos.
No reviste gravedad pero tiene implicaciones sociales importantes y pueden devaluar la calidad de vida del afectado.
TIPOS DE HALITOSIS
– Fisiológica, cuando es debida a una disminución de la secreción de la saliva durante el descanso nocturno y responde bien a la higiene bucal.
Hay que tener en cuenta que existen factores que disminuyen la cantidad de saliva y favorecen la sequedad bucal, como roncar, fumar, sufrir estrés, hablar durante mucho rato y también tomar fármacos como los antidepresivos, antihipertensivos y los antihistamínicos.
– Patológica, el origen está en la cavidad bucal y representa el 80-90% de los casos.
La enfermedad crónica periodontal, gingivitis y una mala higiene dental son las causas más frecuentes, seguidas de protesis mal ajustadas, abceso dentario e infecciones víricas, bacterianas o fúngicas.
Entre los motivos externos a la boca que pueden provocar halitosis patológica están las enfermedades respiratorias y otorrinolaringológicas como sinusitis, pólipos nasales, enfermedades digestivas, diabetes mellitus e insuficiencia renal y hepática.
– Pseudopatológica, la persona percibe mal aliento, pero el resto no lo detecta. También denominada halitofobia o halitosis psicosomática.
CAUSAS NO PATOLÓGICAS
- Aliento matutino, el flujo de saliva disminuye durante el sueño.
- Edad, la calidad del aliento empeora con la edad. Es probable que los ancianos sufran cambios regresivos en las glándulas salivales y afecten a la calidad y cantidad de saliva.
- Prótesis dentales mal ajustadas que facilitan el acúmulo de restos de comida.
- Fármacos, existen medicamentos que producen xerostomía (boca seca), como anticolinérgicos, antidepresivos, ansiolíticos etc.
- Tabaco, crea sequedad de boca y en sí el olor que desprende es desagradable.
– Higiene oral deficiente. Debemos usar la seda dental y también al finalizar del cepillado, cepillar la lengua ya que es donde se depositan todos los restos.
– Periodos de ayuno, saltarse comidas y llevar una dieta hipocálorica pueden favorecer el mal aliento.
– Dieta, despues de la ingesta de algunos alimentos (cebolla, ajo…) o el consumo de alcohol.
CAUSAS PATOLÓGICAS
– Enfermedad periodontal, caries.
– Causas ulcerativas, úlceras traumáticas, infecciones, estomatitis.
– Faringe, infecciones víricas, bacterianas o fúngicas.
– Necrosis por radioterapia y quimioterapia en pacientes con neoplasias.
BUENOS HÁBITOS PARA EVITAR LA HALITOSIS
– Mantener una correcta higiene dental (al menos durante tres minutos), tres veces al día, sin olvidar cepillar la lengua. También hay que usar la seda dental o cepillos interproximales para mantener limpios los espacios interdentales. Al finalizar podemos ayudarnos de un colutorio para llegar a los espacios más difíciles.
– Se recomienda beber mucha agua, es importante mantener una buena hidratación para evitar la sequedad bucal.
– Reducir los intervalos entre las comidas y no es aconsejable ingerir alimentos como ajo, cebolla y especias de sabor intenso.
– Seguir una alimentación sana y equilibrada, disminuyendo el consumo de tabaco, alcohol y café e incrementando la ingesta de alimentos naturales.
– Visitar al dentista al menos una vez al año.
Como siempre esperamos serviros de ayuda y para cualquier duda poneros en contacto con nosotros.
Equipo Lorente Ortodoncia